me recuerdo sentada en el teclado de mi maquina, varios días estresantes para la entrega de un proyecto, desembocaron en una gripe mal curada que casi a diario me tenían en cama con fiebre, lo único que tenia en mente era descansar.
tras hacerle el favor a una amiga de llevarla a mi agencia de viajes de confianza, termine yo, organizando mis primeras vacaciones en tres años.
sin dinero ni tarjetas de crédito las posibilidades sonaban poco factibles, pero aun así, me encanto la idea de hacer la reservación.
en menos de una semana, conseguí la tarjeta, dinero prestado y la aprobación de mi jefe para tomarme unos días de vacaciones, aun con la entrega de proyecto en puerta.
aquel día mientras esperaba el avión, una anciana a mi lado, Española, me hablaba sobre su experiencia al haberse enamorado de un extranjero y venir a vivir a mi país. Cuando nos separamos en el punto de trasbordo me miro a los ojos y me deseo mucha suerte.
fui tras un sueño que termino diluido, pero a lo lejos comienza a verse como lo que realmente fue, una oportunidad maravillosa de conocerme a mi misma y de descubrir lo que soy capaz de hacer.
una fria despedida, y un nudo en mi garganta apenas contenido hasta cruzar esa puerta, fue mi ultimo recuerdo.
sentada en esa enorme y helada sala, miraba el mismo horizonte que tanta ilusión me hizo unos dias antes, y como nunca falta la ironia del destino, una pareja de chicos se acercaron a mi para que les hiciera una foto.
en ese momento mire al cielo y maldije mil veces, entonces comencé a llorar, llore
dias y porque no decirlo, meses, me abandone a la idea de que eso de las energías del universo no eran mas que absurdos mecanismos de la mente para convencernos que lo inalcanzable esta en nuestras manos…que cosa tan absurda - me repetía
hoy tras casi un año de aquella experiencia, me descubro mas fuerte y serena que antes, convencida a luchar por lo que deseo sea cuales sean los resultados, porque he entendido que puedo vivir con el fracaso de un proyecto por el que haya luchado, pero jamás con la vergüenza de no haber tenido el valor de intentar conquistarlo
